miércoles, 28 de octubre de 2009

Encuesta 1: Vibrador anal

Ayer fue el último día para votar en la encuesta de la semana donde salió elegido el vibrador anal, asi que anoche a la salida del trabajo me dirigí a un sex-shop que hay unas calles más abajo para comprar el aparatito.

Allí había un vendedor, super sexy por cierto, que me dijo si me podía ayudar. Le comenté lo del blog y le dije que necesitaba un vibrador anal para probarlo y comentaros a todos la experiencia, a lo que me contestó que le parecía una idea muy excitante, y que le acompañara a la sección donde estaban. Allí había un montón de diferente tipos, colores y tamaños; el guapo vendedor me dijo que cual prefería, a lo que le contesté que si no podía ser su polla, me quedaría con el más grande que tuviera con vibrador. El me sonrió pícaramente y me dijo que volviera otro día para arreglar eso. Le pagué el aparato, el cual tíene cabeza con estrías giratoria, y un lubricante anal y me dirigí a mi apartamento.

Entré en casa tan excitada por mi nuevo juguetito que me fuí directa a mi dormitorio. Me quité la camisa blanca y la falda de tubo gris, quedándome sólo con un conjunto de ropa interior negro. Me tumbé en mi cama y empecé a acariciar mi sexo y mis tetas; pasaba mis dedos por encima de mis bragas para después apartarlas y empezar a tocar mi clítoris cada vez con más fuerza, a la vez que levantaba mi sujetador para pellizcar mis pezones con mis dedos previamente mojados con mi saliva.

Estaba muy excitada; metía y sacaba mis dedos de mi coño, del cual chorreaba flujo vaginal. Saqué mis dedos empapados de mi vagina para dirigirlos hacia mi culo. Comencé a acariciar la entrada para ir preparando la penetración; cuando estuvo bien lleno de flujo vaginal, empecé a meterme un dedo; al principio me costaba, pero en cada embestida entraba un poco más. Ya estaba dentro; sentía una sensación rara, mitad placer, mitad dolor, y la excitación hacía que quisiera más. Saqué el dedo y noté mi ano abierto y palpitante. Era el momento de sacar mi nuevo amigo.

Saqué el vibrador y lo embadurne con el lubricante; también puse lubricante en mi culo. Me puse a cuatro patas y coloqué el aparato a la entrada de mi culo, estaba tan nerviosa y excitada... Encendí el vibrador y empecé a ejercer presión hacia mi interior; costaba mucho, no entraba, pero yo quería meterlo, estaba muy cachonda, así que lo empujé con más fuerza hasta que entró la punta. Que dolor! Notaba el culo enrojecido y con mucha presión, pero ahora no podía parar. La cabeza del vibrador giraba dentro de mí, acariciando mi conducto anal, lo que me hacía tener la necesidad de metermelo entero. Entonces lo saqué de nuevo para volver a notar mi culo completamente abierto.

Me volví a tumbar boca arriba y eché las piernas hacia la cabeza, como para dar la voltereta, lo que dejó mi culo totalmente abierto y expuesto. Volví a meterme el vibrador con pequeños empujes, sin hacer caso al dolor que eso me producía, hasta que lo tuve entero dentro; entonces paré. La sensación ya no era tanto de dolor, si no de placer. Sentir la vibración y el giro de la cabeza dentro de mi culo era una sensación nueva que nunca pensé que me gustaría tanto. Continué metiendo y sacando el juguete con más violencia, me encantaba. Unos minutos después me vino una sensación de placer enorme que me invadía, se me aceleraba la respiración y no podía parar de follarme con aquel vibrador. Esa oleada de placer me invadió por completo y tuve uno de los mejores y más largos orgasmos de mi vida.

Cuando pasó, saqué el aparato de mi culo y me quedé tumbada en la cama; no podía creer lo que acababa de ocurrir; sentía mi culo dolorido y rojo.

Al rato me dí una la ducha, guardé mi juguete y me fui a la cama a dormir tranquilamente después de haberme corrido como una puta.

La experiencia me encantó y creo que la repetiré muy de vez en cuando.

Muchas gracias a todos los que habeís votado en la encuesta y no dejeis de votar en la próxima.

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